KO MPISI
Se están acercando las lluvias, es momento de ponerse manos a la
obra. Es sábado quince de octubre y nos dirigimos a KO Mpisi para
hablar sobre las propuestas que teníamos preparadas para sus campos.
A las 10 de la mañana y con un calor tórrido, nos dirijimos a la
autopista A8 o Livingston Way en honor al explorador británico.
Allí, entre los barrios de Mkhosana y Chinotimba es donde los
viajeros hacen autoestop, tal y como podríamos llamarlo nosotros. En
realidad los taxis o gente en disposición de un vehículo, ofrece
plazas para reducir el coste del viaje. El precio local es un dólar
por trayecto a las cercanías de Victoria Falls.
Todo el mundo se ofrece a llevarnos. Para los khiwas nos indican que
un viaje hasta Mpisi son 15 dolares. Como también es lógico nos
negamos en rotundo, pues conocemos el “Local Price”. Tras
negociar un poco conseguimos el precio habitual hasta el cruce de la
A8 con el camino principal del Area de Monde, donde se encuentra el
village de Mpisi.
Para llegar hasta allí nos subimos a un taxi de 7 plazas que
contándonos a nosotros sumaba un total de 13 pasajeros. Apretados
como sardinas en una lata, con el maletero a punto de explotar de
cerveza de sorgo, un asiento improvisado con cojines entre el
copiloto y el conductor, 3 hombres y una joven con su niño en el
regazo y nosotros atrás sintiendo la cerveza en la cabeza, al lado
de 3 niños comiéndose un buen polo flash o algo similar, podríamos
decir que era una estampa digna de la actualización del camarote de
los hermanos Marx.
Por el camino van bajando y subiendo pasajeros, no antes sin abonar
religiosamente la tarifa de un dólar. Llegamos al cruce casi sin
sentir las piernas y nos ponemos a caminar. Desde el cruce hasta el
camino que nos lleva directos al village hay unos 3 km. Al llegar nos
encontramos con un village lleno de gente. Al ser fin de semana, los
hijos e hijas que ahora viven en Chinotimba o en Mkhosana, “in
town” como dicen ellos; vuelven para ayudar a su familia con la
preparación de la comida. Es mucha pues un grupo de turistas vienen
de visita y por primera vez se quedaran a comer. Mientras las mujeres
la preparan, hablan de la semana con sus parientes al tiempo que
Mpisi explica costumbres y tradiciones a los turistas.
Nosotros esperamos dentro de un hat, supongo que para no dañar la
imagen de “village” alejado de la civilización donde no debería
verse gente blanca. Aunque una hora después salimos y una turista
nos vio y dijo que no se esperaba ver un blanco por ahí. Lástima.
Es costumbre que cuando un forastero visita un village, se le ofrezca
un plato de Sadza con guarnición. Suele ser algo de verdura y algún
pedazo de carne. No está mal, aunque la sadza es insípida y pesada,
el acompañamiento compensa el sabor. El problema está en la
cantidad. Nosotros creemos que puede rondar los 300gr incluso los
500g en algunas ocasiones. Acostumbrados a comer menos cantidad y más
regularmente se nos hace un mundo terminar esos platos aunque por
educación intentamos hacerlo.
Finalmente conseguimos hablar con Mpisi, este se muestra contento de
nuestra aparición. Le mostramos nuestro interés por hablar sobre el
trabajo que realizaremos cuando llegue el momento, y despreocupado
por ello nos dice que sería mejor que lo habláramos el lunes y que
si queremos nos podemos quedar a dormir un par de noches. Así
quedamos. Sería toda una experiencia.
Por la noche nos despedimos de Helena, la hermana de José Luis que tras una larga temporada aquí vuelve a España para viajar con su hijo en barco velero. Es una autentica marinera y la echaremos de menos.
Por la noche nos despedimos de Helena, la hermana de José Luis que tras una larga temporada aquí vuelve a España para viajar con su hijo en barco velero. Es una autentica marinera y la echaremos de menos.
Monde area dust road to KO Mpisi |
KO SWAZI
El día transcurre tranquilo allí. No hay apenas más ruido que el
de los cabritos y las gallinas de guinea que pululan sueltas buscando
cualquier cosa que llevarse al pico ¡Que graznido más desagradable!
Comentamos con Cairos que tal lleva la faena del amontonamiento del
estiércol. Nos dice que no han podido hacerlo ya que la prioridad
para ellos es preparar el campo que tienen más alejado del
“village”. En él tienen que despejar la tierra de ramas y
arbustos talados y crear una valla de seguridad contra el ganado. Su
fuerza de trabajo se basa en dos chavales que van haciendo la faena y
al tratarse de media hectárea y con estos calores, es comprensible
que tarden. También nos dice que entiende la faena que queremos
hacer y que en cuanto dispongan de tiempo él y sus chicos lo harán.
Pasamos la tarde con la familia divirtiéndonos y charlando. Son muy
buena gente y realmente nos sentimos acogidos. Antes de irnos a pie
nos hicimos unas fotos.
Foto de familia |
El camino de vuelta se hizo duro, son más de 3 km hasta la A8 y el
sol seguía machacando. Cairos se mostró decidido a acompañarnos y
así lo hizo.
Llegamos a casa en autoestop y un tanto cansados son recogió un
honda rojo ¡Con un barcelonés dentro! Teníamos que recuperar
fuerzas pues nos esperaban 2 días en KO Mpisi.
DOS NOCHES EN KO MPISI
Por fin llegó el lunes y ya podríamos hablar sobre los campos.
Llegamos a media mañana, acompañados por Alberto y Arnau, dos
arquitectos de Castelldefels y Tarradell respectivamente, que ganaron
un concurso de África Crece hace ahora seis años, el premio era un
viaje a Vic Falls ¡Y aquí están! ¡Catando los village!
El calor abrasador, imposibilita cualquier faena así que nos
invitaron al gran hat abierto donde reciben a las manadas de turistas, el
granero. Allí experimentamos, el ritmo de vida africano. En esta época consiste en esperar a que el sol se marche.
Dicha estructura tiene una superficie de 172.3 metros cuadrados, por
vosotros, nuestras intrépidas e intrépidos lectores, me he tomado la
molestia de medirlo vía satélite. Es similar
a los hats redondos, pero rectangular, con el suelo típico hecho de
excrementos de vaca, arena y agua. El techo de “elephant grass”,
una hierba que puede superar los dos metros de alto y que una vez seca,
sirve para los tejados de estas construcciones tradicionales. Carece de
paredes, gracias a lo que el aire corre libremente, cosa que se
agradece siempre que su temperatura no sea exagerada.
El granero |
Apreciaciones arquitectónicas aparte, es el lugar donde como decía,
en la época seca, se pasa la gran parte del tiempo ya sea leyendo,
hablando, escuchando la radio, también hay quien pinta o duerme, en
sociedad, siempre en sociedad. Especialmente los hombres, las mujeres pasan gran parte del
día cocinando, el machismo es una lacra extendida, una ideología
que no entiende de fronteras o continentes.
Llevan aquí dos meses sin agua corriente. Es uno de los pocos
village que, gracias al esfuerzo de África Crece, goza de este
privilegio, a estas alturas debería ser un derecho, pero bueno, lo
dejo aquí.
Resulta que al poco de llegar nosotros a Victoria Falls, se rompió
una de las dos bombas que distribuye el agua por la ciudad y sus
pedanías. En el núcleo urbano sufrimos cortes diarios selectivos
por barrios, de varias horas ya que, una sola bomba no puede ofrecer
el caudal necesario para toda la ciudad y como consecuencia las
cañerías que llevan agua a una parte la zona rural van vacías, ya
ha habido alguna manifestación, pero la gente tienen aún miedo de
asaltar las calles.
¿Cómo se traduce todo este drama mecánico en KO
Mpisi y el área de Monde? Yo os lo cuento. La totalidad del agua del
pozo que conservan y comparten con otros village, va lógicamente
para consumo humano, la consecuencia agronómica la podéis observar en la fotografía de aquí al lado, que muestra el estado de un cultivo en la parcela hasta hora irrigada ¡La misma que en la cabecera del blog!
LA ESCUELA PRIMARIA
Mpisi nos propone visitar una de las escuelas primarias del área de
Monde resulta que tienen un huertecillo. Mostramos interés por la
escuela y nos explica que una de las cosas que más le
enorgullecen del sistema educativo zimbabuense, es que, por lo menos
en las áreas rurales, la enseñanza es muy práctica ¡Nos enseñan
como cocinar sadza! ¡Incluso a cultivar! Exclama soberbio.
Llama a una de las profesoras del centro para concertar una cita, que
tendrá lugar la siguiente mañana. Lamentablemente, a la mañana
siguiente, al alba, Mpisi me comunica que debe acudir a un funeral,
ha muerto una mujer en alguno de los village del área y para él, como jefe de Monde, es un compromiso ineludible. Dice que acudiendo a actos como
este, es cuando uno se hace un lugar en la comunidad, si no vas,
luego no puedes esperar mantener una buena relación con el resto de
habitantes.
Nos despedimos ya después de este largo relato, extensión que sirve para limpiar nuestra conciencia después de dos semanas sin escribir. Resumiendo, estamos un poco hartos de sadza Mpisi ya dice que no somos "khiwas", igual es por nuestra capacidad de comerla en la misma proporción que ellos, lástima que nosotros luego no nos podamos mover...
Cordialmente Hećtor y Marcos