Lo que hoy día conocemos por
Zimbabwe se convirtió en colonia el año 1890. Una de tantas intrusiones europeas,
concretamente británica, liderada por Cecil John Rhodes, quien tenía el sueño
de crear un imperio británico desde Ciudad del Cabo hasta El Cairo. Esta obsesión imperialista, al parecer eterna, condujo a 80 años de un régimen basado en el racismo.
Rhodes el coloso y su obsesión imperialista |
Antes de la llegada europea,
Zimbabwe, bautizada por Rhodes como Sud Rhodesia, al igual que todo el
continente africano no entendía de fronteras, de hecho, la colonización de
África estaba aceptada bajo un principio brutal de superioridad.
África, de norte a sur, de este a
oeste, era considerada una tierra, que esperaba a que alguien se hiciera con
ella. Habitada por bárbaros incivilizados, sin historia, seres irracionales sin
instituciones, cultura o respeto mutuo. Un ejemplo bastante ilustrativo de este euro-centrismo fue el Profesor de Oxford Hugh Trevor-Roper, quien metió en un saco a toda
África, el 1960 al afirmar categóricamente, en una conferencia pública, lo
siguiente:
Puede que en el futuro habrá algo de historia de África que enseñar en
las escuelas. No por el momento. Actualmente solo existe la historia de los
europeos en África. El resto es oscuridad. Y la oscuridad no es sujeto de
estudio.
Nada más lejos. En mi opinión, el
mejor ejemplo que desautoriza este discurso vacuo, son los San, la primera
etnia en poblar Zimbabwe. Insisto en decir Zimbabwe por dar una referencia
geográfica, como apuntaba antes, estos pueblos no entendían de fronteras. Si
bien, para lo que queda de entrada, recomiendo tener un mapa del continente a
mano…
Descendientes directos del Homo sapiens, los San, junto a una
escisión que emigró rumbo a Asia, conservan el genotipo más antiguo del mundo,
es decir, que podemos afirmar, sin temor a desviarnos en exceso, que todos los
seres humanos descendemos de los San.
Basados en la recolección y la
caza, formaban una sociedad de pequeñas unidades familiares autosuficientes e
independientes. Decidían por consenso de manera igualitaria, más allá de los
hombres responsables de la caza y las mujeres de la recolección, parece ser que
no existía mayor diferencia de género.
Son originales de la zona del
delta del Okavango, Botswana, se fueron dispersando hacia el Norte hasta ocupar
las actuales Matabeleland North y Matabeleland South hasta Bulawayo,
conservando siempre sus hábitos de caza y recolección.
Más de 100.000 años de historia
de dominancia de esta etnia primigenia, terminaron al topar con los Bantú,
dejando, eso sí, un riquísimo legado de pinturas rupestres sobre bailes, caza e
incluso motivos espirituales. Muy recomendables las cuevas de Matopos.
Como decía, nuestros parientes
los San, toparon con los Bantú, quienes gracias a sus pinitos con el metal,
supieron imponerse y desplazarlos, de vuelta al delta del Okavango, un lugar
precioso si más no. Hoy día, fruto del turismo y de la presión del gobierno de
Botswana, los San han sido desplazados hacia la frontera entre Namibia y
Botswana.
Hay quién dice que aún quedan
pueblos de cazadores-recolectoras y hay quién dice que no, que todos han
adoptado ya la agricultura y la ganadería. En cualquier caso, pueblan estos
lares y bueno, si esto no es tener historia…
Hablemos de los Bantú. Con origen
en entre los ríos Benue y Congo, era una de las etnias más desarrolladas
tecnológicamente, tanto como los egipcios, aunque sin alcanzar el nivel
arquitectónico de sus vecinos, pero dominando el acero, la agricultura y la
ganadería.
Fruto de repetidas inundaciones,
que imposibilitaban una vida apacible, los Bantú optaron por desplazarse hacía
el cono sur africano en tres grupos. El primero, por la costa del Atlántico, el
segundo por la costa del mar Índico y el tercero y último, por el centro. Queda
muy bien ilustrado en el mapa de aquí debajo.
Migración de los Bantú |
Por su influencia en este país, me
centraré en estos dos últimos grupos. Por un lado, los que ocuparon la parte
central, derivaron en los actuales Shona, la etnia zimbabuense mayoritaria.
Esta escisión, fue bajando,
bajando, huyendo de la letal mosca tse-tsé y las zonas tropicales con un exceso de pluviometría, hasta llegar al rio Zambeze. En su travesía fueron encontrándose
diferentes etnias, de algunas adoptaban sus costumbres y/o sus lenguas y en
otros casos simplemente imponían su ley, de aquí que de los Bantú hayan
surgido diversas etnias y lenguas.
Por otro lado, de los bantús
emigrantes vía costa índica derivarían los Nguni y de estos los Ndebele, los Zulu, entre otros. Actualmente la Ndebele, es la segunda etnia más
importante del país y que domina, Matabeleland, que de hecho significa “Tierra
de ndebeles” y es donde se sitúa nuestro proyecto.
Origen de las lenguas |
La llegada de los Ndebele a
Zimbabwe allá el 1800, fue algo más compleja y turbia que la de los Shona. Consecuencia
de una serie de guerras entre etnias en la parte este de la actual Sud África.Hay quien que consideran que
estas disputas son fruto de la creciente presión demográfica de la zona,
sostenida gracias a la introducción del maíz por los portugueses, cereal que
permitía obtener cosechas más abundantes y nutritivas enérgicamente hablando, respecto a los cultivos tradicionales.
Otros y otras estudiosas
consideran que la presencia europea, portugueses por el norte (Mozambique) y
Afrikáners subiendo desde Ciudad del Cabo, condujo a la concentración de
ciertas etnias. También parece ser que se pudo
dar una fuerte sequía de diez años al principio del siglo XIX. Si más no, la
mayoría coinciden que fuese cual fuese el motivo, estas grandes migraciones
están vinculadas a la creciente supremacía de los Zulu, los más astutos
estrategas bélicos.
Así pues, estos enfrentamientos
se fueron desplazando hacia el centro del continente provocando migraciones
masivas de diferentes etnias, como fue el caso de los Ndebele, quienes huyeron
de los Zulu y se establecieron en la actual provincia de Gauteng, incorporando
algunas comunidades Sotho parlantes. Los Boer en 1837, desplazaron nuevamente a
nuestros queridos Ndebele y estos se asentaron por fin, en la actual
Matabeleland, capital, Bulawayo, eso sí, desplazando a los Rozvi ya debilitados
por una guerra civil, y por la llegada de otras etnias Sudafricanas
previamente.
Y esto es más o menos la explicación que se da de como llegaron los Shona y los Ndebele a Zimbabwe. Con omisiones conscientes, como el Gran Zimbabwe, los Soshange o los Mapungubwe; e inconscientes incluidas. Vale decir que si bien son las etnias mayoritarias, no nos podemos olvidar de los Tonga o los Nambya, cada uno con su lengua y su cultura diferenciada.
Más adelante trataré de escribir sobre la relación que mantuvieron estas etnias con los colonos ingleses, la política de apartheid informal impulsada por los europeos. Digo informal, porque anoche, disfrutamos de una cena fantástica con dos zimbabuenses de origen italiano que llegaron al país el 1966, que nos decían que la única diferencia entre Sud África y el resto del continente es que el apartheid llegó a tomar una forma jurídica con leyes promulgadas con tal efecto.
Aquí en Zim, como decía, también se creó una sociedad polarizada en la que un porcentaje ínfimo de la población gozaba de una serie de privilegios, gracias siempre, al color de su piel.
Y esto es más o menos la explicación que se da de como llegaron los Shona y los Ndebele a Zimbabwe. Con omisiones conscientes, como el Gran Zimbabwe, los Soshange o los Mapungubwe; e inconscientes incluidas. Vale decir que si bien son las etnias mayoritarias, no nos podemos olvidar de los Tonga o los Nambya, cada uno con su lengua y su cultura diferenciada.
Más adelante trataré de escribir sobre la relación que mantuvieron estas etnias con los colonos ingleses, la política de apartheid informal impulsada por los europeos. Digo informal, porque anoche, disfrutamos de una cena fantástica con dos zimbabuenses de origen italiano que llegaron al país el 1966, que nos decían que la única diferencia entre Sud África y el resto del continente es que el apartheid llegó a tomar una forma jurídica con leyes promulgadas con tal efecto.
Aquí en Zim, como decía, también se creó una sociedad polarizada en la que un porcentaje ínfimo de la población gozaba de una serie de privilegios, gracias siempre, al color de su piel.
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